Cuando probé Pibella por primera vez estaba dudando mucho. Me preocupaba si me mojaría y por eso practicaba primero desnuda en la ducha luego al borde de un bosque. Estaba realmente asombrada de que el sistema funciona tan perfectamente y no se tiene que temer que se mojen los pantalones. En enero voy a un viaje a Asia y seguro que me llevaré mi Pibella. Entretanto estoy convencida de que funciona sin fallar. Al principio hay que superar la vergüenza porque para nostras las mujeres es insólito orinar estando de pie.
De toda forma cuando era niña mi madre solía decir que se debería inventar un urinario para mujeres. Siempre lo veía muy incómodo tener que quitarse toda la ropa y ponerse de cuclillas. Sobre todo en las montañas altas donde no hay árboles. Así que el tema me es familiar ya desde mi infancia.
De senderismo el año pasado conocí a una mujer a la cual le costaba mucho ponerse de cuclillas porque sufre de artrosis. Estaba muy contenta cuando le mostré Pibella.
Bettina Zurkinden